El mes de noviembre comenzó lluvioso, nuestro jardín empezó a verdear y los
inquilinos que habitan en él se hicieron notar.
Como ya vamos adquiriendo conocimientos de jardinería es hora de plasmarlos y demostrarlos en las pruebas escritas. Ya empiezan los exámenes pero como siempre decimos David y Elena, estar atentos en clase, hacer los deberes, tener buena disposición y buena actitud en clase es la clave para tener éxito para cualquier cosa.
Este mes lo podríamos llamar el mes del huerto, hemos focalizado casi toda la atención en él porque las tareas de planificación, replanteo y plantación son claves para un buen desarrollo del huerto.
El huerto se localiza en la Residencia de Mayores situada a continuación de donde nosotros hacemos las prácticas de jardineria.
En los años anteriores los compañeros instalaron tomates de muchas variedades, pimientos y berengenas. Como el frío se acerca y las plantas hortícolas solanáceas no aguantan las bajas temperaturas, lo primero que realizamos fue la recolección de los frutos que quedaban y la eliminación de los cultivos existentes.
Antes de implantar el cultivo
es muy importante preparar el terreno y conocer las caracerísticas fisico
químicas del suelo que vamos a trabajar. Necesitamos conocer su textura, su
extructura, la cantidad de materia orgánica y su velocidad de infiltración.
Para ello como veremos a continuación realizamos una práctica para conocerlas.
El huerto se divide en 6 zonas
que serán cuidadas por cada dos personas que se encargarán de velar por el buen
desarrollo y mantenimiento de su parcela.
Aquí
os dejamos en diseño del huerto:
Las plantas que hemos plantado
son de temporada de invierno, son principalmete cultivos cuyo aprovechamiento
es la hoja como por ejemplo: acelga, lechuga y espinacas. Hemos sembrado
zanahorias, perejil, cilantro y ajos en menguante. Y por último hemos plantado
puerros, cebollas, habas y guisantes.
Antes de empezar con todas las tareas, replanteamos las distintas parcelas con una cinta métrica y marcamos el límete con estacas. Cada parcela mide 4 metros de ancho por 4 metros de largo, es decir es un cuadrado perfecto de 16 m2 .
A continuación os mostramos unas fotos de nuestros alumnos trabajando el terreno con la motoazada. Os presentamos a algunos de nuestros alumnos haciendo uso de la motoazada.
Aquí os enseñamos otro inquilino de nuestro huerto:
Después de labrar, realizamos el
análisis de nuestro terreno. Cogimos muetras de cada de una de las parcelas y
las metimos en bolsas herméticas para posteriormete realizar el análisis otro
día. Las dejamos extendidas sobre bandejas para que perdieran toda la humedad
al sol.
Una vez secas, trituramos y tamizamos las muestras y las metimos en un bote con agua detilada, removimos la mezcla y esperamos al día siguiente para ver las diferentes capas de nuestro terreno según el grosor de las partículas que lo constituyen.
Seguidamente hicimos una bola, si no se rompe al hacerla tenemos menos del 70% de arena en nuestro terreno. Luego hicimos un churrillo de 3 mm y 7-10 cm de largo e hicimos un anillo con el. Según el método del churrillo si es posible hacer un anillo de 3mm de grosor sin romperse tenemos menos del 40% de arena en nuestra muestra.
Para conocer la velocidad de infiltración hicimos unos coladores caseros con media botella de plástico y pusimos una gasa en la boca. Rellenamos con tierra y echamos agua. Con un cronómetro medimos el tiempo que le cuesta al agua pasar. Cúal fue nuestra sorpresa que el agua apenas pasaba al bote debido al alto contenido de particulas finas que no dejan pasar el agua haciendo que la tierra sea muy poco permeable y que tienda al encharcamiento.
En conclusión tenemos una
tierra con un porcentaje de arena menor al 40%, con lo que predominan las
particulas finas como la arcilla y el limo.
Estos terrenos son pesados para labrar y poco permeables. Consecuencia
de ello favorecerá la creación de suelas
de labor y compactación del terreno. Sin
embargo estos tipos de suelo retienen muy bien el agua y los nutrientes para
ponerlos a disposición de la planta, con lo que en climas semiáridos como el
nuestro es ideal para disminuir las dosis de riego y el aporte de nutrientes.
Como siempre os decimos TODO
LOS SUELOS SON BUENOS, la clave está en saber qué suelos necesitan las
diferentes especies de vegetales.
Después de incorporar la materia orgánica y airear el terreno mediante el arado del terreno, nos pusimos a hacer los caballones. Esta tarea requiere habilidad, paciencia y mucho esfuerzo. Pero si se deja bien terminada no se tendrá que repasar ni volver a ejecutar.
En las siguientes fotos tenemos a Elisa haciendo los caballones del grupo 1, a Jaime haciendo los del grupo 5, a varios compañeros ayudando a los del grupo 6 y a Mario ayudando a sus compañeros a dejar terminado el trabajo.
Después de haber dejado el terreno preparado para la siembra
y el transplante, realizaremos la plantación de las plantas.
Para ello es necesario conocer cual es nuestro diseño y
saber identificar las diferentes plantas que vamos a plantar.
Con ayuda de un
plantador o de un simple palo podemos hacer el hueco en el que irá la planta.
En la siguente foto podemos ver a Guillermo, Elisa y Adrián plantando los
puerros.
En la siguiente foto podemos ver a Elisa plantando lechuga romana con un
plantador de mano y a su compañero terminando de labrar su parcela.
¡Aquí no hay quien pare! El huerto va tomando su forma y ya se empiezan a distimguir las diferentes parcelas. Por último lo dejamos todo bien regado.
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